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TEMA 1. DIRECTRICES DEL CONSEJO DE EUROPA: EL MARCO COMÚN EUROPEO DE REFERENCIA PARA LAS LENGUAS: APRENDIZAJE, ENSEÑANZA Y EVALUACIÓN
INTRODUCCIÓN
El Marco común europeo de referencia para las lenguas: aprendizaje, enseñanza, evaluación (MCER) (en lo sucesivo, también, Marco de referencia) es un documento ideado por el Consejo de Europa y elaborado por expertos en enseñanza de lenguas extranjeras que pretende, por una parte, proporcionar un modelo común para la preparación de programas de enseñanza de lenguas, orientaciones curriculares, exámenes y criterios de evaluación, materiales didácticos y manuales, etc., en toda Europa. Asimismo, el Marco de referencia quiere servir también de cauces de diálogo para que los profesionales del ámbito de la enseñanza de lenguas compartan opiniones e intercambien información acerca de sus propios sistemas de acreditación, métodos didácticos, planes curriculares, diseño de materiales y pruebas, etc. Esta iniciativa Europa surge con el propósito de disipar las barreras que separan los diferentes sistemas educativos existentes para la enseñanza de lenguas extranjeras en los distintos países que integran la Europa del siglo XXI. El Marco de referencia se enmarca en el conjunto de una serie de acciones divulgativas llevadas a cabo por el Consejo de Europa desde su creación en 1949. Este organismo internacional ha venido desarrollando una activa política en el campo de la enseñanza y aprendizaje de las lenguas vivas en Europa. El Consejo de Europa promueve el concepto del plurilingüismo como garantía de integración y libertad, con el deseo de que los países que lo componen disfruten de la herencia plurilingüe y pluricultural de la que Europa es partícipe. Para alcanzar sus objetivos, el Consejo de Europa ha impulsado diversas iniciativas, que se exponen de una manera más detallada más adelante. El Marco común europeo de referencia para las lenguas: aprendizaje, enseñanza y evaluación constituye la fase más reciente de un proceso de investigación que se inició en 1971. En la elaboración de la versión original del documento han intervenido muchos miembros de la profesión docente de dentro y fuera de Europa. El grupo de autores del documento está constituido por el Dr. J.L.M.Trim (Director del proyecto), el catedrático D. Coste (École Normale Supérieure de Fontenay/Saint Cloud, CREDIF, Francia), el Dr. B. North (Eurocentes Foundation, Suiza) y el Sr.J.Sheils (Secretaría). En el proceso colaboraron también:
La revisión final del documento la llevaron a cabo el Dr.J.L.M.Trim y el Dr.B.North. En el Marco común europeo de referencia para las lenguas aprendizaje, enseñanza y evaluación se establecen las bases comunes para la descripción de objetivos y contenidos en la elaboración de programas de enseñanza de lenguas, así como los aspectos metodológicos que subyacen necesariamente tras estos parámetros. Mediante el establecimiento de unos criterios objetivos desde los que describir los diferentes niveles de dominio de la lengua, se persigue en último término que se equiparen y, por extensión, se reconozcan las diferentes titulaciones que pueda obtener cualquier estudiante de lenguas en Europa. De este modo, el Marco de referencia se perfila como un instrumento de gran utilidad y de no menos trascendencia en los ámbitos profesionales y educativos pertenecientes al campo de la enseñanza de lenguas, tanto dentro como fuera de Europa. Con la publicación de Threshold Level en 1975, el Consejo de Europa da el primer paso para la constitución de un sistema de enseñanza de lenguas extranjeras que se perfilaba de acuerdo al análisis de las necesidades de los alumnos en determinadas situaciones de comunicación. La descripción de un determinado nivel de domino de la lengua se hacía, por primera vez, siguiendo las descripciones nocio-funcionales aplicadas a la didáctica de lenguas. En Threshold Level (1975) se identifican y describen las funciones lingüísticas y se enseñan, partiendo de esas funciones, el léxico y la estructura gramatical. Este modelo nocio-funcional de descripción lingüística refleja la firme intención por parte del Consejo de Europa de incorporar un enfoque sociolingüístico a la teoría y a la práctica docente de lenguas extranjeras. El planteamiento del Consejo de Europa descrito en Threshold Level (1975) suponía desarrollar los cursos de idiomas divididos en actividades de aprendizaje organizadas, a su vez, en unidades. En cada unidad, se abordaría un determinado componente de las necesidades del alumno. Este enfoque estaba basado en la definición de las funciones lingüísticas de D.A.Wilkins y su análisis de los sistemas de significados que subyacen en los usos comunicativos de la lengua (García Santa-Cecilia, 2002:39). Es, precisamente, la publicación de Threshold Level en 1975 la primera pieza de un engranaje metodológico que comenzaría a encajar perfectamente y, como consecuencia, a dar sus frutos paulatinamente. La difusión que el Consejo de Europa hizo de ese documento encontró una gran acogida en los sectores de la enseñanza de lenguas. En poco tiempo, comenzaron a desarrollarse las correspondientes versiones en otras lenguas. Aunque la primera versión de Threshold Level en inglés presentaba tan solo especificaciones de carácter exclusivamente lingüístico, poco a poco se fueron incorporando reflexiones metodológicas sobre el proceso de aprendizaje y se fue ampliando el enfoque nocio-funcional, tal y como se deduce de la versión en francés Un niveau seuil, de 1979. El Consejo de Europa consiguió, de esta manera, dar comienzo a nuevos planteamientos metodológicos en el campo de la enseñanza de lenguas extranjeras que acabarían por desembocar en el desarrollo del enfoque pedagógicos que se conoce como enfoque comunicativos y que ha venido describiendo los programas de enseñanza de lenguas sobre la base de las competencias comunicativas. Este sistema de niveles de competencia lingüística que el Consejo de Europa ha venido desarrollando quiere servir de base para que las autoridades educativas y el resto de los profesionales del campo de la enseñanza de lenguas vayan elaborando sus programas, materiales didácticos, exámenes y criterios de evaluación y sus respectivos sistemas de acreditación y cerificados del conocimiento de lenguas con respecto a estos niveles concretos, es decir, a un nivel intermedio y un nivel avanzado.
2. EL ENFOQUE DEL MARCO COMÚN EUROPEO DE REFERENCIA PARA LAS LENGUAS: REFLEXIONES.
Los autores del Marco de referencia aseveran de modo explícito en las Notas para el usuario que la intención de la obra no es en absoluto preceptiva (MCER: 9):
“Hay que dejar claro desde el principio que no nos proponemos decir a los profesionales lo que tienen que hacer o de qué forma hacerlo. Nosotros planteamos preguntas, no las contestamos. El Marco de referencia europeo no tiene el cometido de establecer los objetivos que deberían proponerse los usuarios ni los métodos que tendrían que emplear”. El enfoque adoptado en el documento se centró, en sentido general, en la acción. Un enfoque orientado a la acción implica directamente la consideración de los usuarios de la lengua y, por ende, de los alumnos como agentes sociales; miembros integrantes de una sociedad que se ven envueltos en una serie de tareas de todo tipo, no exclusivamente lingüística, que se sitúan en entornos específicos y en contextos concretos, y que se hallan determinados por circunstancias particulares. Si bien, los actos de comunicación tienen un componente lingüístico en muchas ocasiones, estos actos y actividades se enmarcan siempre en un contexto social mucho más amplio que les confiere sentido. Por consiguiente, el enfoque centrado en la acción propuesto en el Marco de referencia tiene muy en cuenta los recursos cognitivos, emocionales y volitivos, y las múltiples competencias (lingüística, sociolingüísticas y pragmáticas) que un individuo utiliza como ser social. Desde esta perspectiva, el Marco de regencia manifiesta que cualquier forma de uso y de aprendizaje de lenguas podría describirse de este modo (MCER: 9): El uso de la lengua –que incluye el aprendizaje- comprende las acciones que realizan las personas que, como individuos y como agentes sociales, desarrollan una serie de competencias, tanto generales como competencias comunicativas, en particular. Las personas utilizan las competencias que se encuentran a su disposición en distintos contextos y bajo distintas condiciones y restricciones, con el fin de realizar actividades de la lengua que conllevan procesos para producir y recibir textos relacionados con temas en ámbitos específicos, poniendo en juego las estrategias que parecen más apropiadas para llevar a cabo las tareas que han de realizar. El control de estas acciones que tienen los participantes produce el refuerzo o la modificación de sus competencias. Esta descripción del uso que cualquier hablante, usuario o alumno, puede hacer de la lengua se realiza desde la perspectiva del uso social de la lengua. Considerar el aprendizaje y la enseñanza de lenguas desde esta visión sociolingüística conlleva ciertas implicaciones. Si se observa al alumno o estudiante de una lengua extranjera como un ente social que necesitará aprender y mejorar sus conocimientos de esa lengua para llegar a comunicarse eficazmente con el resto de los miembros de una determinada sociedad, los contenidos de su clase de lengua y el modo de exposición de estos contenidos habrán de estar diseñados y concedidos de tal modo que tengan muy en cuenta las necesidades del alumno, por una parte, y, por otra, los rasgos sociolingüísticos de la comunicación. Los factores que tienen que ver con la competencia pragmática y la competencia sociolingüística deben tener un papel tan relevante como el desarrollo de la competencia lingüística propiamente dicha (léxico, gramática, pronunciación, ortografía). El enfoque centrado en la acción del Marco de referencia supone una ampliación y una aproximación a los estudios sobre el aprendizaje y la enseñanza de lenguas que abarca el uso social de la lengua e incluye la consideración de los factores lingüísticos y extralingüísticos que intervienen en la comunicación y que la determinan. Si bien el enfoque del uso de la lengua queda definido de una manera clara y patente en diversas secciones del documento, el Marco de regencia no toma partido en lo referente a qué metodología concreta utilizar a la hora de ejercer la práctica docente. El documento presenta, no obstante, distintas opciones y propone que las profesionales del campo de la enseñanza de lenguas seleccionen la metodología que consideren más eficaz de acuerdo con las necesidades de los alumnos y de los objetivos que hayan establecido en sus programas y currículos. Estos llamamientos a la reflexión metodológica se estructuran en forma de Cuadros de preguntas. El cuadro que se presenta a continuación es uno de los cuadros de preguntas incluidos en el capítulo 4:
Los usuarios del Marco de referencia pueden tener presente y, en su caso, determinar:
Como puede verse en el ejemplo, en estos cuadros se invita al usuario del Marco de referencia a tener presente y, en su caso, determinar las respuestas a las preguntas que se plantean. La alusión a qué tendrá el alumno, cómo se le capacitará para ello, qué se le exigirá al respecto, etc., hace regencia directa a los posibles métodos susceptibles de aplicarse con relación al aprendizaje, la enseñanza y la evaluación respectivamente. El contenido de estos cuadros se enuncia como una invitación más que como un precepto que ha de cumplirse, guardando, así, especial cuidado de preservar en todo momento el carácter no dogmático del documento.
3.2.1 Dimensión vertical: los niveles comunes de referencia
Los niveles comunes que establece el Marco de referencia parten de una división inicial en tres niveles: A, B y C. El nivel A del Marco de referencia podría corresponderse con el nivel inicial de los sistemas tradicionales, y los niveles B y C, con los niveles intermedio y avanzado respectivamente. La novedad radica, no obstante, en la subdivisión de cada uno de estos tres amplios niveles en dos, hasta configurar el sistema completo de seis niveles que constituye la dimensión vertical del enfoque adoptado. Sin rechazar el amplio consenso, de consideración ciertamente internacional, respecto al número y la naturaleza de los niveles que resultan apropiados para la organización del aprendizaje de lenguas extranjeras, el Marco de referencia opta por la subdivisión en dos de cada uno de los clásicos niveles básico, intermedio y avanzado. Para el Marco de referencia, queda dividida en seis fases de la franja espacio-temporal que ocupa el proceso de aprendizaje de una lengua extranjera (MCER: 25):
En términos generales, la descripción de cada uno de los niveles comunes de referencia puede hacerse de manera específica y pormenorizada, o de un modo global, dependiendo siempre de los fines que se persigan. El Marco de referencia aporta una descripción global orientativa que resultará muy útil a aquellos usuarios que no son especialistas del ámbito de la enseñanza de lenguas, incluidos los propios alumnos, que podrán hacerse una idea general de qué se aprende en cada uno de los niveles. La figura 2, a continuación, ilustra la descripción global de los niveles comunes propuestos por el Marco de referencia para caracterizar el progreso en el domino de la lengua.
3.2.2. Dimensión horizontal: parámetros y categorías del uso de la lengua
La dimensión horizontal en la que se ensamblan los niveles comunes de referencia incluidos en la escala vertical la constituyen las categorías generales que describen el uso de la lengua y la habilidad del alumno para utilizarla, es decir, las competencias que el alumno pone en funcionamiento para emplear eficazmente la lengua que está aprendiendo y para conseguir comunicarse en esa lengua extranjera. En la clasificación de los parámetros o categorías desde las que se puede describir el uso de la lengua y la habilidad del alumno para utilizar destacan:
- El contexto de uso de la lengua: el conjunto de acontecimientos y de factores situacionales que rodean a una persona, al alumno en este caso, y en el que se dan los actos de comunicación de los que es protagonista. A su vez, dentro de este contexto de uso, hay que tener en cuenta los ámbitos en los que puede actuar el alumno como agente social (el ámbito educativo, el profesional, el público y el personal), las situaciones externas que surgen en el momento de la comunicación, las condiciones y restricciones que influyen en la comunicación (condiciones físicas para el habla y para la escritura, condiciones sociales, presiones en cuanto al tiempo, etc.) así como el propio contexto mental del alumno (sus condiciones físicos y psíquicos, tales como su capacidad de prestar atención, su intención comunicativa, su propio estado de ánimo, etc.) y el contexto mental del interlocutor. - Las actividades comunicativas de la lengua: el conjunto de actividades de lengua de carácter comunicativo que pueden llegar a darse, es decir, actividades comunicativas de expresión oral y escrita, de comprensión oral, escrita y audiovisual, de interacción oral y escrita y de mediación en la comunicación. - Las estrategias que se utilizan en las actividades comunicativas de la lengua: las líneas concretas de acción que el alumno emplea intencionadamente al abordar la actividad comunicativa en cuestión con el fin de obtener los mejores resultados en la comunicación. Las estrategias resultan de aplicar los cuatro principios metacognitivos de planificación, ejecución, control y reparación en cada una de las actividades comunicativas mencionadas anteriormente.
- Las competencias del alumno: el compendio de conocimientos, destrezas y características particulares de un determinado alumno que hacen posible que pueda llevar a cabo una serie de acciones, comunicativas y no comunicativas. Las competencias generales quedan estructuradas, en el Marco de referencia, en el conocimiento declarativo (el conocimiento del mundo, el conocimiento sociocultural y la conciencia intercultural), las destrezas y habilidades (prácticas e interculturales), la competencia existencial (actitudes, motivaciones, valores, creencia, estilos cognitivos, factores de personalidad), la capacidad de aprender (la habilidad para reflexionar sobre la lengua como sistema, sobre el sistema fonético y sobre la comunicación las destrezas de estudio y de análisis y descubrimiento). Las competencias comunicativas se dividen, a su vez en competencias comunicativas lingüísticas (competencias léxica, gramatical, semánticas, fonológica, ortográfica y ortoépica), competencias comunicativas sociolingüísticas (las normas de cortesía, las diferencias de registro, el dialecto y el acento, etc.) y competencias comunicativas pragmáticas (la competencia discursiva y la competencia funcional).
- Los procesos comunicativos de la lengua: la secuencia de acciones que el alumno tiene que realizar con destreza para llevar a cabo la comunicación oral y escrita. Se incluyen la planificación, los procesos de comprensión, expresión e interacción, y el seguimiento y control. - Los tipos de texto entendidos como cualquier secuencia de discurso, tanto hablado como escrito, que interviene en la realización de una actividad comunicativa.
Como puede observarse, junto con las tradicionales destrezas de comprensión y expresión, el Marco de referencia incluye dos nuevas actividades y estrategias: las de interacción y las de mediación. La otra novedad la constituye la incorporación de la comprensión o recepción audiovisual que especifica el tipo de actividad a la que el alumno se enfrenta cuando se le presenta información que oye y ve al mismo tiempo, como es el caso de la información procedente de vídeo, televisión, Internet, CD, etc. La descripción de las competencias comunicativas de la lengua y de las competencias generales completa la dimensión horizontal que establece los parámetros de uso de la lengua. Las competencias del alumno son el compendio de conocimientos, destrezas y características particulares de un determinado alumno que hacen posible que pueda llevar a cabo una serie de acciones, comunicativas y no comunicativas. La definición de unas competencias generales constituye la mayor novedad que aporta el Marco de referencia. El documento identifica, de este modo, una serie de competencias que, aunque no se relacionan directamente con la lengua, son imprescindibles a la hora de realizar cualquier acción, incluidas todas aquellas que precisen el uso de la lengua. Las competencias generales de cualquier individuo quedan estructuradas en el Marco de referencia en cuatro categorías: el conocimiento declarativo (el conocimiento del mundo, el conocimiento sociocultural y la conciencia intercultural); las destrezas y habilidades (prácticas e interculturales), la competencia existencial (actitudes, motivaciones, valores, creencia, estilos cognitivos, factores de personalidad), la capacidad de aprender (la habilidad para reflexionar sobre la lengua como sistema, sobre el sistema fonético y sobre la comunicación, las destrezas de estudio y de análisis y descubrimiento). Por su parte, las competencias comunicativas se dividen, a su vez, en competencias comunicativas lingüísticas, que incluyen las tradicionalmente descritas (competencia léxica, gramatical, semántica, fonológica, ortográfica y ortoépica), y en competencias comunicativas sociolingüísticas y competencias comunicativas pragmáticas. La competencia sociolingüística comprende, por su parte, el conocimiento y las destrezas necesarias para que el alumno sepa abordar con éxito la dimensión social del uso de la lengua. Al considerar la lengua un fenómeno sociocultural, no pueden faltar en la descripción de su uso cuestiones relativas a las normas de cortesía, las diferencias de registro, el dialecto y el acento, los marcadores lingüísticos de relaciones sociales, las expresiones de sabiduría popular, etc. Por otra parte, la competencia pragmática tiene que ver con el uso funcional de los recursos lingüísticos e incluye una competencia discursiva, referida a la habilidad de organizar secuencialmente las oraciones de tal modo que se produzcan fragmentos textuales dotados de significado, y una competencia funcional, referida al conocimiento de las formas y las funciones lingüísticas.
4 El Marco común europeo de referencia: reflejo de la política lingüística del consejo de Europa
El Consejo de Europa, a través de su Consejo para la cooperación Cultural, ha desarrollado una política lingüística concreta cuyos objetivos son:
La labor del Consejo para la Cooperación Cultural respecto a las lenguas modernas, organizada desde su fundación en una serie de proyectos a medio plazo, ha obtenido coherencia y continuidad mediante la adhesión a tres principios básicos establecidos en el preámbulo de la Recomendación R (82) 18 del Comité de Ministros del Consejo de Europa:
El Consejo de Europa consigue reafirmar sus objetivos en política lingüística en el ámbito concreto de la enseñanza de lenguas extranjeras con la publicación de la Recomendación R (98) 6 del Comité de Ministros, según la cual se debe:
BIBLIOGRAFÍA
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