Imaginemos que tenemos un coche y que nos damos un golpe con él. Iremos al taller de chapistería y nos lo arreglan dejándole sin ningún rasguño. Si todos los días nos damos un golpe y volvemos a ir al chapista, es posible que algún día nos demos cuenta que a lo mejor no estamos conduciendo de la manera apropiada y deberíamos investigar la causa, entender el modo en cómo conducimos, examinar dicha tendencia y si es posible prevenir y corregir dicho comportamiento para evitar que se manifieste en el estado de nuestro coche.
Una analogía parecida podemos usar con nuestra salud, cuando vamos al médico para que nos receten algún fármaco porque padecemos de manera reincidente una enfermedad basada en un determinado cuadro sintomático que no termina por desaparecer. En algún momento tendremos que plantearnos si existe algún aspecto de nuestra vida que no lo estamos sabiendo conducir de manera apropiada. Según la medicina oficial muchas enfermedades son idiopáticas, esto quiere decir que se desconoce la causa subyacente, sólo se conoce el efecto físico final, por lo que no tenemos mucha información sobre las acciones efectivas a tomar, aparte de las paliativas.
Podemos enmascarar los síntomas de una manera forzada con medicación pero si esta se suspende muchas veces éstos vuelven a reaparecer. Esto nos indicaría que no estamos resolviendo la causa original, en definitiva, el modo en que conducimos nuestra vida.
Visión
Una forma de visión muy común es achacar a las circunstancias externas (virus, actividades prolongadas, etc) de lo que nos pasa, en vez de reconocer que está en nuestro interior (bajo sistema de defensas o alguna debilidad), por lo que hay una falta de respuestas y los procesos se cronifican.
El tipo de visiones que usamos tiene que ver en gran medida con el sistema de creencias que tengamos y con lo que queramos o no queramos ver de nuestra realidad atrayendo gente parecida que nos haga confirmar dicho sistema de creencias.
Por ejemplo si tenemos una tensión muscular y acudimos a un quiromasajista, éste nos hablará normalmente de músculos, tendones, contracturas, centrando el tema en algo físico objetivo y en que el síntoma desaparezca temporalmente.
Si eliges una terapia holística que integre todos los planos físico-emocional-mental-espiritual como la Medicina Tradicional China, la podremos usar para comprender mejor nuestra realidad y nuestra forma de relacionarnos con ella, y así poder ir tirando del hilo desde que se manifiesta un síntoma hasta su origen. Si obviamos dicha comprensión la usaríamos también como una forma de hacer desaparecer dicho síntoma.
Las técnicas energéticas tienen la ventaja de que permiten ver la tendencia y adelantarse antes de que se termine de somatizar. Es como una especie de medicina preventiva real, que nos indica la estructura sobre la que se asientan nuestras acciones, emociones, pensamientos, etc.
El modo en cómo usamos o ignoramos determinados planos de nuestra existencia, dependerá de nuestro nivel de conciencia.
Cada plano es como un pedal de nuestra bicicleta, podemos desarrollar uno de ellos, pero parece que es mucho más eficaz saber usar todos ellos en el momento preciso.
Criterio
Las múltiples terapias y formas de diagnosticar y de intentar solucionar lo que nos pasa son en cierta manera neutras. Las podemos usar de un modo para tapar los síntomas o para profundizar más en lo que ocurre. Las podemos usar para potenciar nuestras debilidades o para ignorarlas.
Por ejemplo en shiatsu Zen se usa un tipo de diagnóstico energético en el hara.
Mediante la palpación en el abdomen, nos indica el estado de los meridianos, e informa de una pareja de meridianos, uno que tiene más energía (lleno) y otro que tiene menos respecto a los demás (vacío). Lo lleno lo podemos asociar a la contractura, lo visible, la expresión, el síntoma, etc. El vacío tiene que ver con el origen, se manifiesta como falta de tono o falta de conciencia, tiende a mantenerse oculto.
Podemos elegir trabajar el “vacío”, el “lleno” o ambos. Depende del criterio que queramos seguir. Depende de lo que propone el terapeuta, lo que quiere el paciente y al final del acuerdo consciente o inconsciente que se establece durante dicha relación: Ampliando visiones o experiencias, o manteniéndose dentro de un espacio seguro pero limitado para ambos.
Es bastante importante saber distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es tanto. Lo que a nivel físico parece evidente, a nivel energético ya no lo es tanto.
Ciclos vivenciales
Todos tenemos ciclos inacabados que necesitan su terminación para recuperar un equilibrio. Estos ciclos intentarán llamarnos la atención de mil maneras para su resolución. Un ciclo importante podría ser un dolor emocional interno no sanado. En su momento no supimos enfrentarlo por falta de recursos, como cuando eres niño, o no quisimos enfrentarlo porque estamos demasiado activos y lo guardamos en nuestra mochila para otro momento. Pero puede ocurrir que nos acostumbremos a no cerrar nunca ningún ciclo (vivencial, emocional, etc) y terminemos teniendo tanto ruido interno que estemos tan confusos que no sepamos qué nos está ocurriendo. Entonces nos podemos conformar con simplemente buscar un remedio para estar más tranquilos y tapar los síntomas superficiales que aparecen (confusión, insomnio, ansiedad) o por el contrario parar y enfrentar dicho dolor.
Cuando eliges una terapia o tienes una determinada actitud ante la vida, la puedes usar también como una herramienta para tal fin, una es tapar los síntomas superficiales y la otra es permitir desactivar todas las resistencias energéticas que usamos para evitar tomar contacto con dicho dolor. Un síntoma muy común es sentirse temporalmente más vulnerable, sensible, algo que puede ser molesto e indeseable e intentarlo evitar, pero en realidad es un indicador muy positivo de que vamos en la dirección correcta para conectar con él, vivirlo, expresarlo, integrarlo y cerrarlo. A partir de entonces no necesitamos implementar ningún tipo de estrategia proteccionista en base a acorazarte con el consiguiente gasto energético que conlleva y que se manifestará con múltiples síntomas.
Meditación
Meditar es saber estar en silencio observando todo lo que ocurre, sin alimentar pensamientos, simplemente dándonos cuenta, siendo un testigo. Es darle tiempo a que aflore todo lo no resuelto, tomar conciencia de ello.
Esto no siempre es tan fácil conseguirlo, por eso existen miles de técnicas distintas que nos ayudan a canalizar nuestra energía para conseguir en primer lugar relajar nuestro cuerpo-mente y luego poder pasar a la etapa de observación.
Se pueden usar como una simple relajación o también como una forma de conectar con las raíces de nuestras tensiones y resolverlas, si esto lo conseguimos ya no necesitaríamos ninguna técnica.
Conclusión
Todos tenemos un camino individual y único que recorrer.
La llave está en nuestro interior, las técnicas y lo que nos pasa en la vida simplemente son llamadas a nuestra puerta, hay estímulos más sonoros que otros, nuestro oído puede ser más sensible o menos, pero al final nuestra actitud determina si abrimos la puerta desde dentro o no para salir a recorrer dicho camino.
Cada momento es distinto, somos distintos a cada segundo que pasa, lo que antes nos valía, ahora puede ya no sernos útil, esto nos obliga a estar muy presentes en el momento actual y sabernos adaptar. Por eso es fundamental saber observar y diagnosticar correctamente lo que nos pasa y poder actuar en consecuencia.
José Antonio Espeso
Ingeniero de telecomunicación, Facilitador de meditación y Terapeuta de shiatsu
ESPACIO HUMANO – marzo 2012
Si lo deseas te puedes inscribir en nuestro taller CAMPO DE MEDITACIÓN